La tristeza

En la sombra de mi alma perdida, se ocultan suspiros sin nombre. El corazón, herido y cansado, enmudece bajo el peso del dolor.

Las lágrimas, como ríos silenciosos, surcan mi rostro pálido y sereno. El eco de la soledad me envuelve, y la tristeza se hace dueña de mí.

En cada suspiro, un lamento, en cada pensamiento, un abismo. La melancolía danza en mis sueños, y el dolor anida en mi pecho.

Las risas se desvanecen en el viento, y el sol se oculta tras nubes grises. El mundo se desmorona a mi alrededor, y la tristeza se convierte en mi hogar.

Pero en medio de esta oscuridad eterna, aun tarde una chispa de esperanza. Quizás un día, en algún rincón perdido, encuentre la luz que disipe mi tristeza.

Así, en la sombra de mi alma herida, persisto, resisto, y sigo adelante. Porque la tristeza también es un sendero, que me conduce hacia la fortaleza del alma.